ARTICULO PARA PACIENTES

28 de julio - Día Mundial de la Hepatitis

El 28 de Julio de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra el Día Mundial de la Hepatitis bajo el lema "Es hora de invertir en la eliminación de las hepatitis" y centrarse en la necesidad de incrementar el financiamiento a nivel mundial reforzando los servicios de prevención, prueba, tratamiento y atención de la hepatitis, planteando como objetivo final "eliminar la hepatitis viral antes del 2030."

Mas de 300 millones de personas en el mundo viven con una hepatitis viral B o C y la mayoría no lo sabe. Si no existe una ampliación masiva en la detección, acceso a la atención médica y tratamiento, muchas personas continuarán infectandose y muchas perderán sus vidas a causa de enfermedades tratables, prevenibles y curables.

Con el objetivo de sumarse a esta campaña de difusión nos parece importante que recordemos algunos conceptos sobre los tres virus más importantes causantes de hepatitis según su distribución e incidencia como son Hepatitis A, B y C.

Hepatitis A

Se estima que hay cerca de 1,5 millones de nuevos casos por año. Recordemos que la gravedad de la infección por este virus aumenta con la edad en la que se contrae la enfermedad. En general es asintomático en menores de 10 años y en los países endémicos casi el 90% de la población presenta anticuerpos contra el mismo indicando su alta prevalencia. Debido a que la propagación está intimanete relacionada con las condiciones higiénico sanitarias (disponibilidad de cloacas y agua potable fundamentalmente) a medida que los países mejoran en estos aspectos la prevalencia disminuye y por lo tanto se incrementa el riesgo de infección en adultos. Así, y dado que se dispone una vacuna preventiva, en estos países la vacunación es una herramienta costo-efectiva para evitar la infección y diseminación de la Hepatitis A. En nuestro país la Vacuna de Hepatitis A está incluida en el calendario nacional de vacunación.

Hepatitis B

Alrededor de 2 mil millones de personas han sido infectadas con Hepatitis B y alrededor de 240 millones sufren las consecuencias de la infección crónica por este virus. Los cálculos estiman cerca de 600000 muertes anuales. Dado que la infección es a través de contacto directo con sangre, semen o fluidos vaginales de una persona infectada el control de la diseminación del virus se apunta a las transfusiones, usuarios de drogas inyectables y a promover relaciones sexuales seguras. Es importante recordar que también existe la transmisión vertical de madre a hijo. La hepatitis a virus B puede ser aguda o proceder a la cronicidad. Estos varían de acuerdo al estado inmune del paciente, si se contrae a temprana edad o en la adultez. En niños entre un 30 a 50% puede pasar a ser portador crónico mientras que en el adulto el 90% elimina el virus dentro de los 6 meses. Aunque existen algunas drogas antivirales utilizadas para el tratamiento de la Hepatitis B la mayoría no las requieren. Al igual que la Hepatitis A también existe una vacuna que previene la infección y en Argentina la vacuna también se encuentra en el calendario nacional de vacunación. Su efectividad puede ser monitoreada midiendo los anticuerpos generados contra el antígeno de superficie del virus (anti-HBs) que es el utilizado en la inmunización. El personal de salud debería chequear su nivel de protección y re-vacunarse cuando los anticuerpos anti-HBs sean menores de 10 mUI/ml.

Hepatitis C

150 millones de personas se encuentran infectadas a nivel mundial con este virus, entre un 2 y 3% de la población. De ellas más de 350.000 mueren cada año por las enfermedades relacionadas con la infección crónica, cirrosis y cáncer hepático. Se estima que el 80% de los cánceres hepáticos son causados por la infección crónica de Hepatitis B o Hepatitis C. La transmisión más común del mismo es a través de contacto con la sangre o sus derivados por lo que el control de la diseminación se enfoca al control en banco de sangre y usuarios de drogas inyectables. Dado que no existe vacuna contra este virus la prevención del contagio es fundamental ya que un gran porcentaje de pacientes evoluciona a la cronicidad y con ella a las patologías relacionadas que ya mencionamos, cirrosis y cáncer. El tratamiento de la Hepatitis C fue el que más ha progresado en los últimos 15 años desde que se instalaron los tratamientos con interferón y ribavirina en 1998. Recientemente se han sumado los inhibidores de proteasa y nuevas drogas como análogos nucleosídicos y no nucleosídicos e incluso otras terapias basadas en mecanismos de acción sobre micro-RNA e interferencia de RNA que ejercen su acción sobre uno o varios puntos del ciclo de replicación viral. En la actualidad existe una tendencia al uso de terapias libres de interferón ya que poseen tasas de respuesta elevadas sin los efectos adversos de éste. La elección y el uso de estos agentes dependen principalmente del genotipo viral, si los pacientes han tenido tratamientos previos y la presencia o ausencia de cirrosis y coinfección con HIV, dado que las respuestas son distintas. Los avances sobre la infección por Hepatitis C no han sido únicamente en el contexto del ciclo replicativo viral o sino que además hoy se dispone de una serie de polimorfismos genéticos relacionados con la respuesta a la enfermedad y que son marcadores pronóstico. A pesar de estos avances todavía no hay una vacuna contra la Hepatitis C y tan sólo 20 de cada 1000 personas saben que son portadores del virus.

Bibliografía

  • Hepatitis Viruses. Medical Microbiology. 4th edition. Mosby 2002
  • Organización Mundial de la Salud http://www.who.int/es/
  • T. Jake Liang et al. N Engl J Med 2013; 368:1907-1917. May 16, 2013
  • T. Jake Liang et al. N Engl J Med 2014; 370:2043-2047. May 22, 2014
  • Harry L.A et al. N Engl J Med 2013; 368:1685-1694. May 2, 2013
  • Artículo científico: Hacia un tratamiento individualizado de la Hepatitis C

Dr. Marcelo Pugliessi
Departamento de Biología Molecular